Análisis semiótico del cuento de caperucita roja según Vladimir Proop

Análisis semiótico del cuento de caperucita roja según Vladimir Propp

Alejamiento: la protagonista que es caperucita roja sale de su casa, hacia el bosque en busca de su abuelita para llevarle de comer.

Prohibición: su madre le pidió que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Trasgresión: caperucita roja se entretuvo en el bosque con sus amigos los pájaros, las ardillas entre otros, hasta que se encontró al lobo.

Interrogatorio: De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.
- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita.
- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Información: el lobo supo que caperucita roja iba a visitar a su abuelita.

Engaño: el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo. El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. Y se hizo pasar por la abuelita.

Complicidad: La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.

Fechoría: se come a la abuelita. Para después comerse a caperucita roja.

Carencia: el lobo quiere comerse a caperucita.

Mediación: cuando caperucita se da cuenta que no es su abuelita y que es el lobo feroz.

Principio de la acción contraria: Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.
Herue: El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.
Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.


Ariana Yaneth Fernández Velázquez