kOnichiiwa!!

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sábado, 1 de mayo de 2010

Series de anime en Japón

SAMURAI X
La serie está ambientada en un período histórico de Japón bastante convulsivo y violento como es el final de la Era Tokugawa y los primeros años de la Restauración o Era Meiji, es decir, la caída de los shogunatos (señores feudales) y un renacimiento caracterizado por la modernización y apertura de Japón a occidente que lo llevó a convertirse en una potencia mundial.
Esta contextualización histórica es muy importante conocerla pues todos los personajes y los hechos que se suceden responden a las características de este período, entonces, de primera mano, empezamos a ver por que el anime evoca asesinatos, sangre, guerra etc.
Una vez claro este aspecto conozcamos al protagonista de la historia, Kenshin Himura. Kenshin, practicante de iaido (el arte de desenvaine y corte, y de donde proviene que se le llame battousai) y cuyo nombre real es Shinta, es un samurai vagabundo que arrepentido de su vida como asesino (hitokiri), decide no matar más y trata de enmendar de alguna forma los homicidios que cometió protegiendo a las personas que están a su alrededor y creyendo en una causa, la Restauración Meiji. Para esto hace uso de una katana (espada) con filo invertido o sakabatou y de su técnica más potente, el Hiten Mitsurugi Ryu. Además, y hay que destacarlo, durante los enfrentamientos, Kenshin aboga por inmovilizar a sus enemigos antes que darles muerte.
Con estos aspectos básicos claros, analicemos la serie. Es cierto que el anime tiene un alto contenido de violencia, por tal razón, en el mismo Japón, está clasificado para un público mayor de 18 años, etiquetado como shounen y gore (dirigido a un público masculino y alto contenido de violencia).
Samurai X nos lleva a preguntarnos, ¿existe la redención?, ¿pueden darse las segundas oportunidades?, ¿puede el amor sobreponerse al horror?, ¿puede perdonarse el pasado? Estos aspectos se cuestionan y se aboga por el hecho de que la redención puede obtenerse cuando existe la plena conciencia de los errores cometidos, la férrea voluntad de corregirlos y el querer hacer las cosas diferentes. Es entonces, con mucho esfuerzo, que puede lograrse recuperar la armonía consigo mismo.
La animación japonesa está enmarcada y responde a un trasfondo cultural, político, filosófico, histórico, religioso, etc. de este país, es por eso que no podemos de buenas a primeras etiquetar como “espantoso”, “diabólico”, “satánico”, etc. a esta expresión cultural. Y dejo algo muy claro, una cosa es comprenderlo y otra muy diferente compartirlo.
La violencia es solo una de las tantas críticas occidentales que reciben las series animadas japonesas.

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